domingo, julio 23, 2006

Rompeolas



Cuando vivías
fuiste mi rompeolas,
mi escondite del marullo,
madriguera de la amenaza picos de roca.
Fuiste mi guardacostas,
mi andén contra el dolor del abandono,
mi soporte apaciguante
contra la mujer que puja y renuncia
que me mata
que me suicida.

Eres promontorio
construido para contener el oleaje;
de ese Mar, del Viento, del Huracán.

Eres faro,
la linterna que alumbra la calzada en el recuerdo,
llena de escollos y de arena y de dunas y humedad.
Tú, mi apoyo,
la entrada y salida de barcos mal dirigidos,
un andamio en ese puerto malherido
por la tormenta que se desata aún.

Dique fehaciente,
guarida y salvaguarda.
Estás sin vida;
una rompiente tan segura como el ya no estar.

Fue raro sentirse sin tu auxilio
cerca del escollo; lejos del resguardo
abrazada a la costa donde se acortaba mi corriente,
olas que no dejaron de golpearme.
Mar que levantó el agua y tú tan protectora, y tan estoica y tan maternal.

Mi litoral casi destruido
y tú hecha un Muro de contención para aguas salvajes;
un espacio situado justo en donde buscaría yo el abrigo
los buques entran a ti para llorar…

Carena en seco,
me reparas los párpados y las pestañas.
Obstáculo contra ventoleras,
opones tu cuerpo al progreso de fantasmales ideas.
Me amparas en tus brazos;
intentas prevenirme de mí.

Un rompeolas innombrable.
Una mujer sin sonido.
Una heroína sin ruido.
Mi voz salpica repleta de te-extraños-vuelve-a-mí.

3 comentarios:

Sonia Marcus Gaia dijo...

Hay en esta foto y en su modelo, por su manera de posar, algo de coquetería escondida, de inocencia traviesa en la sonrisa enigmática de la monalisa mulata, que me recuerda la sustancial carga poética que trae, ya intrínseca en el ritmo, nuestra raza.

adorable imagen.

El Navegante dijo...

Se precisaba tanta fuerza destada por la diosa natura,que tanto se ensaaña por tu tierra,lamentablemete, par apdoer valorar el valor de esta divina rompeolas.
Era preciso dalre aún dolorasamente, la oprotundidad para que demuestre de qué estirpe, de qué fibra estaba hecha.
No dejes de extrñarla, a lo seres inborrables, es el mejor homenaje que se le puede hacer.
Precisamente hacer de cuenta, que en un ratito nada más, golpeará a tu puerta para estrecharte en un abarazo, como siempre,como lo sigue haciendo seguramente.
Un besito, para ambas

El Navegante dijo...

Se precisaba tanta fuerza destada por la diosa natura,que tanto se ensaaña por tu tierra,lamentablemete, par apdoer valorar el valor de esta divina rompeolas.
Era preciso dalre aún dolorasamente, la oprotundidad para que demuestre de qué estirpe, de qué fibra estaba hecha.
No dejes de extrñarla, a lo seres inborrables, es el mejor homenaje que se le puede hacer.
Precisamente hacer de cuenta, que en un ratito nada más, golpeará a tu puerta para estrecharte en un abarazo, como siempre,como lo sigue haciendo seguramente.
Un besito, para ambas

Acerca de mí

Mi foto
Yolanda Arroyo Pizarro (Guaynabo, 1970). Es novelista, cuentista y ensayista puertorriqueña. Fue elegida una de las escritoras latinoamericanas más importantes menores de 39 años del Bogotá39 convocado por la UNESCO, el Hay Festival y la Secretaría de Cultura de Bogotá por motivo de celebrar a Bogotá como Capital Mundial del libro 2007. Acaba de recibir Residency Grant Award 2011 del National Hispanic Cultural Center en Nuevo México. Es autora de los libros de cuentos, ‘Avalancha’ (2011), ‘Historias para morderte los labios’ (Finalista PEN Club 2010), y ‘Ojos de Luna’ (Segundo Premio Nacional 2008, Instituto de Literatura Puertorriqueña; Libro del Año 2007 Periódico El Nuevo Día), además de los libros de poesía ‘Medialengua’ (2010) y Perseidas (2011). Ha publicado las novelas ‘Los documentados’ (Finalista Premio PEN Club 2006) y Caparazones (2010, publicada en Puerto Rico y España).

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