Poems for 100 Thousands Poets for Change San Juan, Puerto Rico
Revista Boreales http://narrativadeyolanda.blogspot.com/
Salir del paraíso
Amárilis Pagán Jiménez
¡Ay de quienes piensan
que sólo se viaja por esta tierra!
¡Ay de quien se encierra en un cuerpo de barro
y padece las fronteras de la carne
mientras trata de atravesar los ríos que bañan los pies del universo!
¡Yo no!
Yo soy la que planto con fuerza el cayado de mi lengua ardiente sobre la tierra negra,
la que agrieta el mundo con los dedos húmedos en la saliva bruja del deseo
y la que asoma la cabeza dentro de él para sorber sus calderas de lava divina.
Soy la que decide a dónde viaja
y no pide permiso.
La que empapela su cuerpo con los pasaportes azules de la guerra
y se viste para las batallas con las alas negras de los cuervos que devoran los muertos de dios.
Soy la que se ríe a carcajadas sentada a la orilla de la realidad.
Soy la que engulle las alambradas tejidas de navajas y carne inocente
y luego las vomita a los pies de los guardianes de la riqueza vana
la que hace brotar de la tierra las nuevas flores del mal
la que les enseña a devorar las moscas que zumban como balas
el aire de las fronteras de las tierras de leche y miel.
Soy la que viaja sin rumbo y sin destino
porque a ese ya lo conozco en el giro repetido de cada creación.
Soy la que amamanta a sus amantes
y les abre las puertas de los exilios voluntarios,
la que no quiere echar raíces en tierras estériles paridas desde matrices silentes
la que aúlla mientras derrama miles de semillas
que vuelan en las noches de estrellas sin luna,
la que se retuerce de dolor cuando otros vientres entregan sus frutos
para ser devorados en el vórtice de la ambición resucitada al tercer día
de no saber qué hacer para retener el poder.
Soy yo misma una puerta sonreída a la dimensión roja de la ira contenida,
un fetiche de piedra y cuentas de cristal
con las piernas abiertas y un portal de orgasmos
que echan a volar las caderas de quienes se atreven a recibirme.
Soy la mano invisible que levanta las cabezas de los sures
para que reten a los nortes y reclamen lo suyo
-en paz o en guerra-
la que mira a los hijos e hijas de las sumisas entregas
y aprieta los dientes
luchando para no mirar los abismos que se abren por el miedo.
Soy la que se goza
en la carne ajena,
la que come y deja comer,
la que desea a hombres y mujeres por igual,
la que sabe que no hay leyes divinas que prohíban el amor
y la que espera su momento para arrasar con una mirada de fuego a quienes dan la espalda a la humanidad.
Quien me mira de frente y teme,
siente cómo se convierte en estatua de sal.
Quien se atreve a sostener mi mirada
lo ve todo
y sonríe hecho carne y luz.
Soy la que viajó toda la historia,
la demonizada,
la idolatrada,
la amada que saltó de cuerpo en cuerpo y época en época.
Soy una.
Soy la primera,
la que miró a Dios de frente
y se dio cuenta de que no existe,
la que abandonó el paraíso de la mano de otra mujer
y dejó atrás una estirpe que se negó a parir.
Soy la que sabe.
Soy la que no está dispuesta a inclinar la cabeza
y que antes de huir
prefiere embestir.
Paraíso –Infierno
Nydia E. Chéverez Rodríguez
¿A dónde nos lleva la muerte, a los que en vida,
agotamos la gloria y el infierno?
Si la muerte,
sólo me lleva a la nada,
voy a hilvanar mi simple vida
con hebras de felicidad.
¡Me prohíbo entrar a los infiernos,
que jodan mi existencia!
Eso sí, me daré permiso
para transgredir las normas.
He de pecar, mentir, destruir,
y violar normas absurdas,
si es preciso denunciar
y enfrentar las injusticias.
.
Condeno a la no existencia,
al paraíso que se forja,
de la calma aparente,
y la adoración ciega y sorda,
al dios del capitalismo,
que me embrutece para que precise,
adquirir fruslerías en abundancia,
y me afane en poseer, reponer,
y embriagarme en la locura colectiva,
de procurar botar (y votar),
sustituir y acumular,
la basura que enriquece,
a los oligarcas “inversores”.
Debo cuidarme asimismo,
de no caer en el desprecio,
al enfermo que me importuna en el semáforo,
porque a mí también,
me emboban y me juquean,
el jueguito del blin-blin,
y las trapos de diseñador
que distraen mi consciencia.
Lo confieso: aún a veces me engatuzan,
con los jingles pegajosos,
de la felicidad “fast-track”
( y dizque democrática),
que me venden, en combo agrandado y en oferta.
Mas no, no es ese el cielo que busco,
el que me garantizan,
si me porto bien,
entiéndase,
si ayudo a que persista,
la inequidad disfrazada de
“querer es poder”.
¡No! no me da la gana, ¡CARAJO!,
de ser una niña buena.
Elijo ser cómplice de la serpiente,
que me incita a cuestionar y a retar.
Prefiero trabajar y construir,
mi entorno paradisiaco,
desde el NOSOTROS.
Porque sólo así,
disfrutaré la gloria compartida,
en el aquí y el ahora.
Ya me advirtieron,
que no me fíe de los profetas embusteros,
y sus falsas promesas de eternidad,
y me despepitaron el secreto,
que todos conocían, menos yo;
¡que hace tiempo que me echaron de esos cielos!
No es preciso que me esfuerce,
en evadir las pailas del infierno.
Ya me gané mi paraíso-infierno,
en esta vida finita y ordinaria,
Sólo me queda:
servir y amar, (¿o son lo mismo?;
aprender y trascender la mediocridad,
hasta que… algún día,
se me conceda ser diosa.
Letras de vida
Por Esmeira Soriano
Ahora te toca a ti
Respirar tu aire
el que te habían robado
sin querer
con los dedos cruzados
la mentira es la única verdad
Ahora te toca a ti
Volar muy alto
Con la higa en la mano
Por si crees en sus ojos
Progenitores de lástimas
Y no retomes tu no estar
Ahora te toca a ti
Andar por las piedras
Perlas de sabiduría
Que hinchan órganos
Y hasta dan agonías
Al final flotan risas
Ahora me toca a mí
Recitarte el abecedario
de la vida
L-I-B-E-R-T-A-D
Silencio
Por Iva Yates
Me ahogas
con tus desdenes.
Te llenas de voces
que no quiero escuchar.
Son luces quizás,
sí, luces que viajan
a través de los
ecos
ecos
ecos.
Es extraño,
sentir cómo se apoderan
de todo.
Sí, las voces
que me torturan
Y no me dejan escucharte
silencio.
Un chirrido irrumpe
en mi mente;
todo se ve blanco
como el sol.
Qué extraño
saber que el silencio
está hecho de luz.