sábado, diciembre 28, 2013

Entrevista a Yolanda Arroyo Pizarro: más allá del nombre de las palabras

 

“La capacidad de los escritores de imaginar lo que no es lo mismo, para familiarizar al extraño y mistificar lo familiar, es la prueba de su poder…”
-Toni Morrison

“Me he pasado años enteros observando sus fotografías, los archivos multimedios que sobre él existen, todo esto para reproducirlos en mis cuadros. Vita hace lo mismo conmigo. En mi regazo. Sobre mi espalda. Bajo mis axilas, entre mis inglés. Soy una nuca que se vuelve bastión de sus besos famélicos. Soy una palangana de tersas caricias que recoge sus arrumacos y la recibe…” 
-Yolanda Arroyo Pizarro


Violeta


Un retrato de Yolanda Arroyo Pizarro. Un retrato de ella, de otros, un retrato para voces múltiples, siglas de amparo, de lucha, de convicción. Una escritura en salida hacia el mensaje que aguarda justo en la conciencia, justo ahí, donde todo debe empezar. Un viaje solitario y compartido, lleno de ella misma y lleno de nobles pasajeros. Un paso que da a todos los caminos, y que empezó hace siglos, cuando Yolanda decidió escribirse en los labios de aquella negra flamante y digna, sombreada por el trapiche, el carimbo, el estupor de la cadena. Un paso que Yolanda hizo muy propio brindándose en el grito de la mujer desfigurada en las filas de sangre, el vocerío machista y el maltrato. Un paso que empezó en el rojo canela de esas dos mujeres que se aman, en contra del mundo agridulce, y en esa sábana infinita, que el alma sabe definir sin las voluntades del horario, se escribe genuina, para ser leída, comprendida, expresiva.
Ése, es un retrato a imagen y semejanza de Yolanda Arroyo Pizarro.

“He sido escritora en todas mis encarnaciones.” Así empezamos esta entrevista. Es una definición tan ceñida a la realidad vivida y las venideras, que el ser escritora ejerce una gravedad arrasadora, una gravedad entre íntegras afirmaciones de identidad, compartición, solidaridad. Ella siempre ha estado ahí, con su voz, su muchedumbre, su discurso incólume. “La provocación es un personaje principal en toda mi obra. Si no me siento provocada, asaltada y zarandeada por una historia, simplemente no puedo sentarme a darle voz. Así que desde que soy ente pulsátil, escribo. Siempre me metí en problemas por escribir, incluso desde superior. Mi primer cuento premiado a nivel nacional, recibió un primer galardón a mis diecisiete años, en una competencia cerrada que incluía todas las escuelas privadas de la Isla y trataba sobre una joven que se prostituía para obtener alcohol.

La escena sexual anal que incluyó, dejaron al jurado y al resto de mis compañeros de colegio católico sin palabras. Me otorgó el premio la Universidad Central de Bayamón, bajo la administración de Los Dominicos, qué ironía”.

La narrativa es su andamio por excelencia. Vengo entonces de recordar a la escritora norteamericana Toni Morrison, y su novela The Bluest Eye, escrita en el año 1970. Narra la historia de una niña negra, Pecola, que quiere tener los ojos del color de las muñecas de las niñas blancas, y bajo este contraste nos envolvemos en un largo tránsito donde la identidad destroza su negación y se reafirma absoluta. En este paralelo junto a Morrison Yolanda nos expresa, “La narrativa me permite una crudeza de espíritu que no consigo en los versos, pero son precisamente los vuelos poéticos los que me dan el permiso de la divagación que se necesita para respirar entre crudeza y crudeza”. Hay necesidad mutua entre la poesía y la narrativa y mucho más en el cauce de las definiciones y contrariedades. De ahí, nace la libertad.

Aguerrida en verbo y sueño, pronuncia su espada de ruptura. “Mi sueño es dedicarme a escribir, ser becada para estar uno o dos años dedicada a escribir solamente. Sobre victorias creo que ser reconocida dentro y fuera de la Isla como una autora de denuncia es un hermoso logro. He dejado el pellejo en el frente, dando cara por los menos visibles. El Premio del Instituto de Cultura, el Premio del Instituto de Literatura y el Premio PEN Club son una constatación de que voy por donde debo ir. La lección aprendida ha sido saber escoger a los compañeros de viaje, porque este es un trayecto espinoso que requiere de apoyadores con grandes dosis de inteligencia emocional”.

Hablar de la Literatura Negrista. ¿Acaso existe la ausencia? ¿La negación galopante en silencio, al igual que Pecola, en la novela de Morrison? “Sobre la literatura negrista de mi país tengo una gran queja y es que no haya más exponentes (negros, mestizos, blancos) tocando el tema. Todavía me sorprenden los discursos de defensa de la no diversidad, como si se tratara de una postura chévere, como si lo idóneo fuera la no inclusión.

Pero, ya el tiempo y la historia literaria del país que se va construyendo pasarán su factura sobre los mismos.” Romper el oráculo de Luis Palés Matos o Fortunato Vizcarrondo, y en la coordenada antillana Nicolás Guillén, Juan Antonio Alix, Tomás Hernández Franco, o decir como dijera el poeta cubano  Regino Pedroso, en el litoral de los soles ancestrales; los suyos y los nuestros, “Negro, hermano negro, el más fuerte, el más triste, el más lleno cantos y de lágrimas” debe ser un reto noble para cualquier poeta o escritor, las estampas deambulan vivas esperando alguien que las toque y las escriba, la actualidad anuda, temas en tránsito y temas subyacentes, siguen las manchas del color rodeando un trópico amargo, firme en el silencio.

Sobre su proyecto editorial Boreales, nos comenta; “La finalidad del blog Boreales, nacido en 2005, y del proyecto de coedición que comparto con varios escritores colaboradores es fomentar el acervo literario actual y enmarcarlo en la realidad puertorriqueña de la autogestión. Para ser autor Boreal hay que ser buen ser humano ante todo, y buen conocedor de las dinámicas de publicación que el país encausa. Hay que tener disciplina, ser fajón y no pusilánime, hay que ser conversador con el público lector, hay que tener un respeto balanceado por la distribución del libro, por los protagonistas del mundo libresco del país, entiéndase libreros y editoriales colegas, hay que privilegiar las actividades feriales, festivaleras y de promoción a la lectura, hay que venerar los libros tradicionales y artesanales, y se debe tener la mejor disposición de querer hacer crecer tu proyecto. No nos interesan escritores que solamente desean una publicación por pura vanidad o para dejarla inamovible y paralizada en los estantes. Creemos en el poder vital de la gestoría, de los grupos de lectura, de los viajes a exposiciones en otros países, de la gestoría al cuadrado. Y la gestoría es eso, es gestión, es movimiento, es hacer. En Boreales privilegiamos el hacer, el querer hacer y el saber hacer”.

La Literatura Gay, es un manifiesto inmenso dentro de todas las edades del hombre. El lector Siglo XXI es un lector integrado a la literatura que le acontece y en la que desea hacer trascender su visión e intelecto. Yolanda nos comenta sobre este manifiesto, urgente y necesario; “Me place decir que la literatura Gay es toda literatura que se gesta en los pasados años. Toda, hasta la que nos excluye, es literatura Gay. Si es excluyente, pasará a ser parte de la nefasta historia de quienes han querido acallarnos. Así será recordada. Si es inclusiva, se valorarán los méritos de su fondo y forma en el momento crucial ante la lupa del crítico. Mi lucha es visibilizar, es exponer el mundo en su completa complejidad y diversidad, sin que se censuren o se borren artistas”.

Nos habla de su última novela “Violeta” en el marco de una creación abarcadora y brillante que ya circula en las librerías y que tiene su propio código de expresión; “Violeta es un ejercicio de catarsis para saldar una deuda. Es pasar la página, saldar la factura. Violeta es la historia de tantos y tantas que no dejan ir. Y hay que dejar ir. El apego es un ejercicio fatuo, una neurosis terrible. La novela es también la excusa para mirar al cielo, enfocarme en los cometas y sus colas largas, criticar las religiones y a las filosofías como el yoga, que solo sirven para esconder a la gente, para anestesiar a los dolientes. Violeta es una excusa para hablar de Puerto Rico y de Oscar López Rivera. Quise sumarme a la invitación de crear arte legendario sobre nuestro héroe. Por eso hago este homenaje que lo incluye, que lo recuerda, que lo extraña. Violeta es la certera espera de que Oscar saldrá y de que leerá el libro en libertad”.

Ve el panorama literario en buen rumbo y esperando por más. “Zizek ha dicho: “We are effectively approaching a multicentric world, which means we need to ask new, and unpleasant questions”. Nuestra literatura, la más osada, está haciendo precisamente eso. Y vamos bien, el panorama de nuestras letras se acentúa. Algunos de los expositores que más me asombran y a quienes más admiro son Luis Negrón, que recién acaba de filmar contrato para que su libro Mundo Cruel se convierta en largometraje de Hollywood, Janette Becerra que se ha encargado de hacer sentir su literatura bajo el sello de la eficacia absoluta, Anuchka Ramos, joven que se estrena con una narrativa larga, es decir, con una novela que trasciende por los temas precisamente conjurados por Zizek, David Caleb Acevedo quien ha roto esquemas y ha sobresalido rompiéndolos, Carlos Vázquez, Ángel Antonio Ruiz, Lilliana Ramos Collado, Guillermo Rebollo, Tere Dávila, Vanesa Vilches, Karen Sevilla, Xavier Válcarcel, Nicole Delgado, Elidio La Torre, Mayda Colón. En todos estos mencionados la calidad es extrema y probada. Lo bueno es que en esta lista faltan nombres, lo que quiere decir que se pone mejor la cosa”.

Y más allá la encontraremos a ella, Yolanda Arroyo Pizarro, en su sonrisa, su discurso, su entrega, bajo esa infinitud que las palabras saben seducir:
Oficio interminable del escritor.
 
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Acerca de mí

Mi foto
Yolanda Arroyo Pizarro (Guaynabo, 1970). Es novelista, cuentista y ensayista puertorriqueña. Fue elegida una de las escritoras latinoamericanas más importantes menores de 39 años del Bogotá39 convocado por la UNESCO, el Hay Festival y la Secretaría de Cultura de Bogotá por motivo de celebrar a Bogotá como Capital Mundial del libro 2007. Acaba de recibir Residency Grant Award 2011 del National Hispanic Cultural Center en Nuevo México. Es autora de los libros de cuentos, ‘Avalancha’ (2011), ‘Historias para morderte los labios’ (Finalista PEN Club 2010), y ‘Ojos de Luna’ (Segundo Premio Nacional 2008, Instituto de Literatura Puertorriqueña; Libro del Año 2007 Periódico El Nuevo Día), además de los libros de poesía ‘Medialengua’ (2010) y Perseidas (2011). Ha publicado las novelas ‘Los documentados’ (Finalista Premio PEN Club 2006) y Caparazones (2010, publicada en Puerto Rico y España).

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