por Carlos Esteban Cana
Continuamos con las reseñas de títulos importantes circulados durante el 2008. En esta ocasión nos ocupamos de un libro de poesía.
Perseguido por la luz
Editorial: Editorial Trota
Autor: Ángel Darío Carrero
No es ideal irse con pijamas a trabajar. Tampoco acostarse habiendo acabado de colocar la última pieza del traje de gala. De igual manera, este libro no se puede leer en el ajetreo diario. No se puede tener de fondo el ritmo de regueton. Para apreciarlo tiene uno que buscar un espacio propio, interno. Aquel donde la brisa mueve la hoja que cae imperceptible en el terreno.
Perseguido por la luz es un libro refinado. Orfebrería. Aquí se puede sentir los hilos suaves del pincel que dejan, como huella, tonos rosados. Se puede distinguir el arpa en la apoteosis del concierto. El lector se abandona, y las letras pierden y ganan, en una metamorfosis espontánea. La poesía, esta poesía mística, no es constructo forzado, es natural. Nace de una experiencia pertinente y dual: un lector que conoce bien el canon, por un lado; un ser que, por otro lado, lleva por tramos su travesía hacia la inmensa soledad. El silencio inherente del proceso ofrece lenguaje, nomenclatura. Por lo anterior, podemos reconocer ecos de San Juan, del Cantar, de varios poetas místicos españoles (como Bartolomé Llorens, Pino Ojeda, o el Martín Descalzo del Testamento del pájaro solitario), también del Tao. La materia prima, el idioma y la vivencia, instala al hablante lírico en una tradición que transforma. Causa y efecto, el sintagma nominal, no barroco, invita a la inferencia sutil, dinámica que eclosiona el intelecto con registros intuitivos. No de otra forma se da la aprehensión.
Domingo
la cera
se derrite
con la caricia
renovada
de las súplicas
recibe
la forma
secreta del fuego
la llama
desciende
lentamente
la noche
se instala
de puntitas
con todos sus miedos
y nadie habla
de la tierra prometida
Perseguido por la luz se divide en dos partes: la primera da nombre al poemario, la segunda, titulada Leve y fugitivo, es de mayor extensión. En algunos poemas el tema de la recurrencia de la traición o la ausencia de fidelidad sirve como pretexto creativo. En otros, la cuidadosa armonía, revelada en el hilo que hilvana las piezas (concluyen como comienzan), patentiza la marca, el ars: una estructura circular, esférica, que funciona como una suerte de poética; efecto y resultado que caracteriza a muchas de las piezas de este singular libro.
En la literatura puertorriqueña, las creaciones del autor de Llama del agua (2001), deben también su linaje a obras importantes como las de Francisco Matos Paoli, Manuel de la Puebla o Jaime Marcano. En los umbrales del siglo XXI es Ángel Darío Carrero el mayor exponente de este tipo de poesía en Puerto Rico.
Canto de la sombra
una sombra
escribe apresurada
sobre las paredes
de la cárcel La Princesa
como un enjambre de insectos
se apega a la única luz
que sostiene con vida a la noche
no han logrado reducir
tu inquieto corazón a escombros
sombra de sombra ya eras
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