Tengo varias cosas que decir del asunto...
Sé que desde este Ojo me observan. Me invitan. Me guiñan.
Sé que el Sol va a convertirse en una pulsión vertebrada de colores parecida a este ojo, pero que ostentará los tiñes distintivos de la pigmentación de mi propio globo ocular. Al igual que la niña de mi ojo, el Sol, cuando se haga nebulosa, cuando se remenee y se convierta en gases, cuando explote hasta convertirse en una enana blanca (el estado final de la evolución de una estrella), va a venirse. Ritmo de expansión. Hélice expulsada. Estrella agonizante. La niña de mi ojo va a reírse, va a parpadear acunada por los temblores de las nuevas emisiones que apaciguan. Va a dormirse más tarde, y el Ojo del Sol va a dormirse también, a su lado. Va a calmarse hipnóticamente como si se tomara un Ambien. Te va a olvidar.
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