Los unió la palabra, y ahora la identidad
Por Johan Figueroa González
Publicado: lunes, 9 de mayo de 2011 Fuente:
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No hizo falta un viaje a Paris ni a Santiago de Compostela para escuchar el verbo de Ana María Matute, y conocer la contemplación de Ernesto Cardenal. Tampoco tuvimos que soñar para conversar de coquíes, de cine y playas con Guillermo Arriaga ni pagamos dinero para sentirnos plenos con Glenn Monroig. Tuvimos un close-up directo carne a carne. Vimos a Mayra Santos sollozar y a muchos mirar al cielo, mientras celebrábamos con júbilo el centenario de la Asociación de Maestros. Fuimos besados por Fabienne Kanor dos veces en las mejillas y una tercera vez al leernos su poesía en francés. Compartimos el caldo, el pollo y su ensalada en la terraza del Instituto de Cultura. Los recibimos con una afectuosa bienvenida en los compuertas del Aeropuerto Luis Muñoz Marín. Los escoltamos hasta el front desk de su hotel, hasta el Cuartel de Ballajá. Hablamos de maví, de la situación de la Universidad de Puerto Rico, de los talleres que ofrecieron. Mientras sentíamos los adoquines, caminamos calle abajo con José Carlos Samoza hablando de su Cuba y de lo mucho que el color de la ropa boricua se la recuerda. Fuimos intermediarios entre Magaly García Ramis y Ernesto Quiñónez, traductores de unos cuantos, lazarillos de Carlos Franz, de Ronaldo Menéndez, de Hyam Yared, de Fernando Iwasaki, de Alberto Ruy-Sánchez, de Andrea Jeftanovic, de Israel Centeno, de Santiago Gamboa.
Admiramos la coquetería tenorística de Marcelo Birmajer. Resolvimos los imprevistos. Nos convertimos en contadores de cuentos frente a un público adolescente que nunca había escuchado uno. Fuimos sorprendidos por el entusiasmo de niños que por primera vez veían la crisálida de una mariposa, y nos llenó de entusiasmo verlos bajar y comprar un libro. Unidos por la literatura, el periodismo y la fe en el trabajo voluntario y a los nuestros(as), ellos(as), los escritores(as), nos llamaron: ángeles. Angeles que respondían por Viviana, Marisel, Gissele, Lara, Harry, José y Wendy… Los verbos de los panelistas sonaban a identidad, a inglés, a francés, a acento chileno y argentino. Vistieron de colores, de trapo y sandalia. Intercambiaron experiencias, dialogaron con niños, adolescentes y adultos al tiempo que dieron talleres de escritura. Y detrás de todo esto, se observaba una gran pancarta que leía: Bienvenidos al 2ndo Festival de la Palabra.
“La cultura es el verdadero tesoro, la herencia que tiene un país, si no hay cultura, no hay país. Es una relación directa“ afirma el peruano Iván Thays, quien fue elegido en el 2007 durante el Hay Festival de Colombia como unos de los 39 mejores escritores menores de 39 años.
Para estas fechas, el Festival se ha mudado a New York, luego de haber estado la última semana de abril en Plaza las Américas y la pasada en el Viejo San Juan.
La selección de escritores
Se convocaron a 80 escritores, 45 internacionales y 35 nacionales. Cada uno conocía de antemano el tema del Festival: Sueños y delirios de la identidad. Los escritores y espectadores abordaron la identidad desde diversas perspectivas: identidad dentro de sus obras, ya sea de género, nacional, de raza, sexual e inventaron nuevas miradas para el concepto. “Este año nos interesaba mucho invitar escritores judíos, latinoamericanos, africanos, del Líbano, de Estados Unidos y contar con dos escritores ganadores del premio Pulitzer” precisa Mayra Santos Febres, directora ejecutiva del Salón Libroamérica de Puerto Rico, quien junto a José Manuel Fajardo, director de programación, curaron el Festival.
Además, en el proceso de selección fue fundamental que los autores desearan venir a la Isla y que tuviesen la disponibilidad de tiempo. Por otro lado, el escritor seleccionado debía estar interesado en comunicar, hablar con la gente, que no le molestase visitar una escuela y debía haber tenido obras publicadas y accesibles.
En el caso de los escritores internacionales, se les envió una carta a principios de febrero invitándolos a venir, comenta Neeltjee van Marissing Méndez, coordinadora de escritores y editora. Marissing Méndez tuvo que trabajar con el presupuesto asignado, el cual le permitió cubrir los gastos de hotel, traslado, comida, entre otros. Por su parte, Astrid Rivera Febres, productora del evento diseñó la logística de las actividades incluyendo la localización de los kioskos, la selección de voluntarios, salones protocolares, la ubicación de la prensa, la hora de los festivalitos, la organización de los talleres, los debates y las conferencias de prensa. Junto a Zoraida Díaz, coordinadora de los voluntarios, compartieron la carga con el equipo.
El origen del Festival de la Palabra
El año pasado se celebró el primer Festival de la Palabra. “Vi que nosotros ya estábamos listos para tener un festival. Hay un circuito de festivales que se está dando en el mundo entero, sobre todo en Latinoamérica y en Iberoamérica y yo no quería que Puerto Rico se quedara atrás”revela Santos Febres, quien no ha estado sola en este proceso, “Mayra y yo tenemos esta misma visión. Hemos viajado a otras partes del mundo, Colombia, Venezuela, Chile, Barcelona, Madrid, Francia, donde se hacen este tipo de festivales. Son celebraciones en las cuales se unen libreros, editoriales, librerías, escritores, editores, traductores y se celebra la palabra”, manifiesta Yolanda Arroyo Pizarro, directora de programación del preámbulo o “incoito” al Festival titulado La Palabra en Plaza. Además, dirige la casa-biblioteca Casa Concha Meléndez en Condado. Este evento, también fue impulsado por “la sed que tenemos nosotros de eventos culturales y literarios que tanta falta hacen en la Isla”, comenta Rivera Febres.
Los escritores halagan el Festival y el País
Durante su estancia en Puerto Rico, los escritores hablaron de su experiencia y de lo que sentían estando aquí y reafirmaron su deseo de regresar a futuros festivales. “Espero no sonar demagógico, pero estoy encantado. Me gusta mucho el país. Siento la calidez del clima traducida en la buena actitud de la gente. Se respira libertad, calma y alegría. Creo que hay un nivel muy alto, tanto de los panelistas, como del público. Las preguntas son precisas, revelan verdadera curiosidad, incluso aportes inesperados”, señala Marcelo Birmajer, argentino que ganó el premio al Guión Inédito en el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana (2002) y del Oso de Plata en Berlín (2004). “Es una de las cosas más interesantes a las que he asistido.” dice Thays. “El primer día me gustó mucho, pero el segundo mucho más”, revela Fabienne Kanor, hija de inmigrantes de Martinica, quien ha trabajado en sus obras la identidad de los afro-descendientes, la esclavitud, las dificultades de las mujeres para emanciparse y ha trabajado como periodista cultural en Radio Francia Internacional, Canal France International, Nova y FR3. En la actualidad, vive entre París y Londres. Paralelamente, Oscar Hijuelos, profesor en la Universidad de Duke en Carolina del Norte aprecia mucha la belleza de la Isla, sobre todo la hospitalidad del boricua.
La importancia del Festival, de la lectura y el apoyo futuro
Durante el presente festival, los organizadores pretendieron fomentar la lectura, divulgar la literatura y propiciar un intercambio cultural a través de debates, conferencias y foros. “Desde mi punto de vista, como editora y como lectora, mi mundo es el mundo de los libros. Lo bueno de este Festival es que va más allá de los libros. Tiene que ver más con los escritores, con el pensamiento, con la generación de ideas, el intercambio, creo que se debe al hecho de que haya escritores de tantos países distintos. Que tengamos escritoras del Líbano, que tengamos escritores de Guinea Ecuatorial, que tengamos escritores del cono sur, de todas partes de América Latina, muchos escritores, españoles, franceses, creo que es una oportunidad única”, exterioriza con emoción Marrising Méndez.
En cuanto a la lectura, “Visto desde un punto de vista egoísta: para mí es muy conveniente que los jóvenes no lean, porque el mundo va a quedar para mí y para los pocos que leemos, nos vamos a poder adueñar con facilidad de todo, pero como no soy tan malvado, les recomendaría que lean, para poder participar del Mundo,“ piensa Birmajer. A su vez, Thays coincide en que “un Festival como éste, lo que hace es fomentar la cultura, las letras puertorriqueñas. Entonces quien va a verse beneficiado, a corto o mediano plazo será el pueblo.” Y Birmajer añade, “creo que hay una pujanza, un entusiasmo, un esfuerzo que lo hace más conmovedor que otros Festivales en los que he participado…”
No sólo ellos viven comprometidos con la letra y la lectura, Doris Morimosato, directora cultural de la Cámara Peruana del Libro de Lima también. Tan es así que desea que Puerto Rico sea su invitado especial en la Feria Internacional del Libro en Lima.
Finalmente, la legión de escritores y colaboradores desean que el año entrante el 3er Festival de la Palabra tenga el apoyo del Departamento de Educación para así poder llevar a los autores, de una manera más honrosa hasta nuevas escuelas del País. Así les estaríamos brindando a nuestros niños y jóvenes la oportunidad de sembrar en ellos la semilla del conocimiento; despertarles el interés en la lectura, en el teatro, en la escritura, en la narración; y aplacar un poco esa sed de la que nos hablaba Rivera Febres.