LA GRAN MENTIRA
Oh Dios o Diosa. Si es que habitas
la sustancia indiferente del universo,
escucha el mensaje del que no cree
ni en tu perfección ni en tu misericordia.
Has traicionado repetidamente
el mensaje del infeliz crucificado
que no podía ser tu vástago escogido.
Era ingenuo. Pasivo. Demasiado bueno.
Basta observar a tus creadores,
los monos asesinos, atrincherados
en la infalibilidad de sus ficciones:
patrias, religiones, etnias, mandamientos.
Los que a su semejanza te manufacturan.
Te venden y revenden en templos putrefactos,
espiritual mierda mercancía barata.
Continúan masacrando en tu nombre.
Se regodean en tu origen obsceno.
11.02.2012
avc
Foto por Zulma Oliveras Vega / Festival de la Palabra de NY 2011 |
Alfredo Villanueva: Yo he querido escribir una poesía que yo llamo somática. Esto es que se escribe, como yo digo, con cuatro tintas. Siempre he dicho que yo escribo con sangre, semen, sudor y lágrimas. Digo que no es con el corazón que se siente, sino con el estómago. Porque cada vez que yo siento una emoción muy fuerte a mí lo que se me encoge es el estómago, no el corazón. Yo creo que para escribir hay que sufrir bastante, y si no se tiene una vivencia muy fuerte uno termina ensartando palabras que pueden ser muy buenas pero que no comunican. Porque el acto de la comunicación se da cuando la persona que lee siente que la persona que escribe le presta su garganta, le presta su voz para poder decir algo. El cumplido más grande que le hace un lector a un poeta es cuando le dice: “Me hubiera gustado escribir eso”, o “usted ha dicho algo que he sentido toda la vida”, “usted ha escrito algo por lo que yo he pasado”.
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