Caneca y amores: ecuación riesgosa de Raquel Salas
Por Yolanda Arroyo Pizarro
no comprendo por qué me cobran tanto
ni por qué me da tanto placer
p. 17
Raquel Salas Rivera es bruja. Es también poeta, pero es más bruja que poeta. La hubieran quemado en la hoguera, de seguro, a no ser por un minúsculo detalle. Ha nacido en una época épica en la que se puede decir lo que ella dice, pero con un precio. El precio es ser tildada de infractora. Eso hace con las palabras. Rompe, tira, lanza.
parapléjicas horas
mutiladas por mitras de linaje puro
por cicutas sobreproductoras
y cilicios que atormentan
con ásperas hilachas
son los puntos disgregados
que antes componían el gran engranaje
y los conozco porque a veces sueño
con pasados ajenos
p. 12
La propuesta poética infractora de Salas se desliza con un total y absoluto dominio del lenguaje. Hace un balance adecuado de figuras literarias como la metáfora, el símil, la anáfora, polisíndeton y perífrasis. Las escu
pe, una a una, mientras desenvaina la flecha.
a ti también nos toca el soliloquio
a él también les toca el soliloquio
y a los otros también les tocará
ayer este soliloquio suspensivo
de línea amarilla
a veces tan sólida
como el comején
porque un éter de fotoshop me ha dicho
a qué departamento iré a pedir
cupones o disculpas
p. 21
Su poemario, Caneca de anhelos turbios, exuda calidad, es innovador y muy original. Trata las condiciones pandémicas socioculturales con lirismo y valentía, sin hacer uso del tan gastado barroquismo o las múltiples ideas que confunden. Esboza todo un Manifiesto, una proclama que va a la par con la vanguardia literaria. No se aparta de las nuevas tendencias ni se abraza a las antiguas. Raquel a ratos nos presenta imágenes conmovedoras y apasionadas, sin cursilerías.
eras un baño sin cortina
la puerta que no cuadraba
la hostia en nombre del pan
las borracheras en nombre del vino santo
las eras descabelladas
en que estábamos desesperados
e irónicamente serás
lo que nos queda
del raciocinio
p. 29
El libro tiene lunares y lunas, un diagrama de fase selénica y varios mares de tranquilidad. Hay una muestra de libertad, de autonomía y un rescate de lo urbano, de los paisajes citadinos en su canvas letrado. Y te presta un GPS mientras va moviéndose entre el uso del esquema cronológico y geográfico. Todo ello le inflige fluidez.
y al que le encanta
interrogar lo evidente
porque no cree en el piso
ni en la carne
ni en el abuso de sus amos
que no venga a quejarse
cuando no hay piso
ni carne
ni evidencia
cuando sólo hay abuso
ese antiguo mercenario
p. 51
Raquel Salas viene como tsunami, se los digo. Da zarpazos inesperados y contundentes. Es una voz mujerota, que sobresale del resto. Habrá que estar atentos a ella, para aplaudirla y brindarle todas las hurras necesarias.
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