a Zulma,
Tus acciones en tiempo real me han enseñado más que cualquier lección
académica. Tu amor por la patria y por el deseo de lograr tantas equidades me
guían…
y me inspiran.
Pocas veces puede una amar a la
pareja, y a la vez, admirarla. Este es
mi caso. La valerosa activista de
derechos humanos Zulma Oliveras Vega, mi compañera de amores, de vida, de
penurias y de luchas desde hace cuatro años, es un ser humano al que amo y
admiro. Se lo ha ganado. Ha ido a distintas partes del mundo a luchar en
favor de los menos afortunados y ha protegido con todo su ser los derechos de
los más débiles. Además, todos los días defiende la igualdad y la equidad del
amor sexodiverso. Todos los días advoca por la libertad que nos concede el ser
seres con el mismo valor existencial del que más.
Desde hace tres años Zu trabaja un
libro. Un libro de denuncias. Las denuncias en ocasiones toman forma de poema;
en otras ocasiones son relatos; también los hay en forma de memorias. Memorias de
una defensora aguerrida y bravía. Este libro son sus vivencias peleando contra
el mundo por el derecho a nuestro amor, por el deseo de eliminar la pobreza, por el cese a la violencia en lugares tan emblemáticos como
California, Chiapas, Palestina o Vieques. Se permea en él su activismo
apasionado que se ha nutrido incluso de visitas e intercambio epistolar con varios de
los presos políticos de mi amada Borinquén.
La fase de edición está ahora mismo
en pleno apogeo. La obra de Oliveras
Vega incluirá además estampas pictóricas de sus foto-reportajes, algunos de
ellos publicados por Indy Media y
publicaciones alternativas y de izquierda en San Francisco, CA.
El libro titulado Mercenaria, escritos de una diosa guerrera
reencarnada verá la luz a finales de este año.
Enhorabuena, Zulma. Ya lo esperábamos.
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