Estamos frente a un poemario poderoso por todo lo que implica en términos de redención. Antonetty Lebrón conoce al dedillo la esclavitud en la que muchas de nosotras hemos sido enjauladas debido a la cabellera ensortijada. Conoce también de la sonoridad que hace falta para exponer una denuncia emancipadora sobre el tema. El cabello crespo, el mal llamado 'pelo malo', es sujeto opresor a la vez que criatura libertadora si logramos dar con la autoestima y el empoderamiento necesarios. Estamos ante setenta y una páginas de carimbo, historicidad, cadalso y cimarronaje.
El texto fue premiado en el Certamen de Poesía José Gautier Benítez de Caguas en 2014. El laudo que distinguió esta obra lee de la siguiente manera:
"Esta partitura en versos pronuncia
profundidad en una auténtica y original radiografía de la dermis ancestral, de
los pelos revoltosos, de la melena hembra, matriarcal. Hay contundencia en el
enraizamiento fuerte, en el pelo que se levanta erizado, sublevado; piel y pelo
es la identidad en juego, el lugar de los cabellos, el turbante de las greñas a
la inversa. Este texto es herencia, madeja de nostalgia, el viaje por selva y
por mar hasta la llegada a la costa africana y de ahí a la congregación
caribeña. Es dolor hasta la bebida del laberinto mestizo que te encuentra. La
voz poética revoltosa es maranta suelta, extensa e infinita de colores y hebras
prestadas. Hay una evolución que vemos crecer en la caída del alisado y luego
la valiente imposición de lo que se llama la real, la verdadera, la genética watusi."
Fragmentos:
laberinto kinky
descubriré el camino
en el laberinto de tus greñas,
enredaré mis dedos largos hasta
que las raíces me den las coordenadas
haré círculos pequeños, finos,
mientras danzo anclada en tu pelvis
jugaré al esconder
con mis dos manos,
hundidas en tu selva…
Desde tu nuca hasta la frente,
te despejaré las sienes
danzaré con los puños cerrados
a tu ritmo.
Tus cabellos serán mis estribos…
hasta perderme,
hasta malgastarme
y encontrar el camino
derramada
toda
en ti.
criatura de mangle
tentáculos de hebras anudadas
reposan en tu cintura
y bailan
al compás de tus pasos.
Me invitan
a saltar desde el final hasta el comienzo
por tus lianas
deslizarme
en tu manglar de caricias rebeldes
hasta hacer mi base en tu origen.
Te observo
y solo quiero columpiarme
en tu madeja
jugar a ser
criatura de ese mangle.