domingo, noviembre 05, 2006
Do you need a Hug? y otras ficciones de los aereopuertos
Por Yolanda Arroyo Pizarro
“Me tienes donde quieres, Baby, dime qué es lo que quieres de mí y lo hago”. Qué no hubiera dado yo porque esa frase se me dijera allá en el aeropuerto, esperando mi salida devuelta a la Isla por el gate 12, salida por la cual una total desconocida se me acercó y me dijo: I don’t know you, but you are crying with such sadness, you are in such a terrible pain that I couldn’t help but came here and tell you that everything is going to be all right. Do you need a hug?
Le dije que no al hug. Le dije que sí a la pregunta de si era un break up. “The worst”, añadí. Hang in there, me dijo la gringa. Eso hago. Desde ese fatídico día. Entonces hoy me tiras la frase de “baby, dime lo que quieres de mí y lo hago”. Aquel día te hubiera dicho algo tan diferente. Que me quieras, que me respetes, que me ames bien. Hoy, lamentablemente, tengo que pedirte, suplicarte, que desaparezcas. Que me dejes en paz.
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Acerca de mí
- Yolanda Arroyo Pizarro
- Yolanda Arroyo Pizarro (Guaynabo, 1970). Es novelista, cuentista y ensayista puertorriqueña. Fue elegida una de las escritoras latinoamericanas más importantes menores de 39 años del Bogotá39 convocado por la UNESCO, el Hay Festival y la Secretaría de Cultura de Bogotá por motivo de celebrar a Bogotá como Capital Mundial del libro 2007. Acaba de recibir Residency Grant Award 2011 del National Hispanic Cultural Center en Nuevo México. Es autora de los libros de cuentos, ‘Avalancha’ (2011), ‘Historias para morderte los labios’ (Finalista PEN Club 2010), y ‘Ojos de Luna’ (Segundo Premio Nacional 2008, Instituto de Literatura Puertorriqueña; Libro del Año 2007 Periódico El Nuevo Día), además de los libros de poesía ‘Medialengua’ (2010) y Perseidas (2011). Ha publicado las novelas ‘Los documentados’ (Finalista Premio PEN Club 2006) y Caparazones (2010, publicada en Puerto Rico y España).
6 comentarios:
Los aeropuertos son mundo a parte, siempre he pensando eso. Te puedes encontrar cualquier cosa. Pero es impresionante que la gringa se ofreciera a consolarte y además darte consejos. Por lo menos podemos decir que quedan personas sensibles en el mundo.
Muchas pasamos por situaciones en que nos rompen el corazón y a veces seguimos al lado de esta persona por costumbre o por el sólo hecho de no estar solas. Me encantó lo que dices al final. Es la mejor desición que se puede tomar.
Saludos y que todo vaya súper bien.
Sabes, en los aeropuertos, al igual que en los aviones, pasan las cosas más insólitas. Es quizás ese deseo de querer contarle nuestra vida a un desconocido, desahogarnos y dejarlo todo ahí.
Hasta el momento, no recuerdo que me hayan ofrecido un abrazo pero sí me han contado historias de abuso, he cuidado niños de madres que viajan solas y necesitan ir al baño, me han invitado a salir, no me han hablado en vuelos de 7 horas...
Mi anécdota favorita es la vez que regresaba de Panamá, enferma con un virus del estómago. Había pedido que me movieran a la última fila para estar más cerca del baño, por razones obvias. Luego de vomitar sin haber podido llegar al baño, la asistente de vuelo se me acerca a preguntar, "¿Se siente mal?"
Así es la vida.
Mariposa, la protagonista de esta ficción desea contestarte:
“No estoy con ella por costumbre ni por el mero hecho de no estar sola. Estoy con ella porque así lo dice mi ADN. Me hice unas pruebas de genética hace poco y esos fueron los resultados. Nuestro amor es algo que se gestó mucho antes de gestarnos nosotros. Para mí, que escribo, se me hace sumamente difícil aceptar de modo vulnerable que no tengo palabras para explicar esto. Ya, simplemente lo acepto como es. Dos decenios de la mano de alguien que es tan fascinante, y a la misma vez tan intimidante, no es cualquier cosa. Con todo, a veces duele tanto, duelen tanto las luchas, duelen tanto los desprecios, duelen tanto las reconciliaciones, las noches de pasión infinitesimal, las madrugadas de llanto insomne que se hace imposible proseguir. Pausa, quizás ni siquiera el valor para terminarlo. Sólo pausa. Es todo así de sencillo, y es todo, así de complicado.”
Iva querida, por tu respuesta mi protagonista debe sentirse entonces afortunada que a ella sí le hayan ofrecido ese tan consolador abrazo, al que por pura timidez y bochornería no accedió. Que pena tus correrías al baño a vomitar. Sabes que te adoro, amiga.
A ambas, gracias por entrar a mi casita; a la mía y a la de mis personajes. Besos, Yolanda.
vale entonces introducir aquí esto que a mi me dejó con la alegría más profunda, algo que necesita la protagonista de esta ficción:
aquí
Mama, dile a tu protagonista que lo coja suave, que si esta en el ADN, eso no lo despinta nadie.
Buen final. Cierto hasta la precisión.
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