Imagen por Ken Orvidas
Oreja Roja
Por Yolanda Arroyo Pizarro
“esta oreja da nueve campanadas a la hora”
César Vallejo
Ya lo dijo Octavio Paz “oreja que escucha a una boca que dice lo que no dijo la exclamación”. Eres mi oreja, la hermosa oreja que acaricio, que lamo en el lóbulo y a la que hoy pido que sea valiente, que haga pecho y se deje curar las heridas que la imperfección de la carne le ha dibujado. Tu oreja me habla, ¿te lo he dicho? Me invita. Tu oreja me guiña el ojo, me llama seductora, se muerde los labios. Le pido que imagine la planicie en calma de algún lago. Le pido que fantasee que está conmigo en el Mar de Tranquilidad de la Luna. “Hasta la luna era una oreja” ha dicho Huidobro. Oreja-satélite, Oreja-mujer, deleite al paladar terso que paseo por tus pieles desbordadas. Oreja mía, oreja de mí. Te pido que respires hondo, que imagines mi tacto, mis contornos. Espero mi niña oreja roja, que hoy, nada más porque estoy yo cerca, no te duela tanto.
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