Rumbo a Bogotá
Entrevista jueves 26 de julio de 2007
Por Mario Alegre Barrios
Periódico El Nuevo Día
•Yolanda Arroyo Pizarro participará en el programa “39 escritores menores de 39”, organizado en el marco del proyecto Bogotá Capital Mundial del Libro 2007.
Dice que no le gusta tomarse las cosas demasiado en serio, que se siente intimidada por la magnitud de ciertas cosas y que desde el espacio de lo lúdico puede manejar mejor las emociones que le provocan esas marcas que la vida va dejando en su calendario. Así –un poco como juego- Yolanda Arroyo Pizarro contempla su participación en el programa “39 escritores menores de 39” organizado en el marco del proyecto Bogotá Capital Mundial del Libro 2007 por el Hay Festival y el Departamento de Cultura de Colombia.
Entre el 22 y el 29 de agosto, Yolanda se unirá a 38 colegas latinoamericanos en la capital de ese país convocada por una iniciativa de los escritores Piedad Bonnett, Héctor Abad y Óscar Collazos “que tiene el propósito de hacer un encuentro de los 39 narradores latinoamericanos menores de 39 años, más importantes del momento”, según reza el parte de prensa emitido por los organizadores.
“Todo esto es muy impresionante… es como otro pasito en mi carrera y un privilegio que me da nuevos bríos y me reitera que escribir es mi destino”.
Para Yolanda, todo comenzó el 15 de marzo pasado, cuando recibió un correo electrónico del periodista Manolo Coss en el que éste le hablaba del proyecto de Bogotá y la invitación para que se propusieran candidatos. “Esa fue la primera vez que supe de esto”, recuerda. “Manolo me dijo que le gustaría nominarme. Luego comencé a recibir otros correos electrónicos de gente que no conocía personalmente pero con la que sí había contacto a través de mi blog y de los espacios virtuales que modero, como el de Ciudad Seva de Luis López Nieves. También esas personas me dijeron que les estaban pidiendo que propusieran a alguien, que si podían someter mi nombre y yo acepté encantada”.
Más tarde, Yolanda –quien en octubre cumplirá 37 años- recibió correos electrónicos de parte de los organizadores en los que le solicitaron más información y el envío de algunos de sus textos y publicaciones. “Hasta ese momento no estaba muy involucrada, simplemente hacia lo que ellos me pedían”, explica. “Ignoraba incluso si había más boricuas nominados. El tiempo pasó y un día me dijeron que había sido elegida como una de las delegadas, que lo mantuviera en secreto hasta que ellos hicieran el anuncio oficial. Fueron unas semanas muy emotivas. Cuando se hizo pública la selección, me enteré de que era la única puertorriqueña.
Para Yolanda, esto es como un sueño que se añade a las satisfacciones que le han dado los premios que ha recibido por su obra en países como Chile, Argentina y Puerto Rico mismo. “Voy a representar a Puerto Rico como una de las promesas literarias, como ellos le llaman, lo cual me llena de un orgullo muy grande y me tiene muy ilusionada”, asevera. “Como parte del programa, vamos a estar dando charlas y participando en foros y mesas redondas en bibliotecas, librerías y museos de Bogotá. En ese grupo de escritores hay algunos que estoy loca por conocer porque los he leído y tener ahora la oportunidad de conocerlos me da mucha emoción”.
La escritora comenta que está tomando esta experiencia “como algo lúdico”, convencida de que “si me lo tomo muy en serio me daría miedo”. “En lugar de eso, prefiero disfrutármelo. Será algo increíble estar con gente que admiro… me pasó por ejemplo cuando vino Laura Restrepo a Puerto Rico. La admiro tanto y fue tremendo haber tenido la oportunidad de conocerla y conversar brevemente con ella y luego mantener comunicación por e-mail. Todo esto es muy impresionante… es como otro pasito en mi carrera y un privilegio que me da nuevos bríos y me reitera que escribir es mi destino”.
“Por una peseta”
Yolanda asegura que escribe desde pequeña, sin antecedentes familiares en la vocación. Criada en el Barrio Amelia, de Cataño, fue una niña “rara”, metida entre libros. Era la “estofona” del grupo y la única niña del barrio que no iba a la escuela pública, sino a un colegio privado, el San Vicente Ferrer, considerado de “blanquitos”. “Mi amigo Juan Carlos y yo éramos los únicos negritos de la clase”, recuerda. Había veces que se pasaba la hora de la merienda ‘guardada’ en el baño, cansada de que todos la molestaran por el color de su piel. Había mucha soledad y la llenaba escribiendo cuentos. Se hizo lectora asidua de fotonovelas y comenzó a hacer las propias, “con alto contenido erótico, aunque apenas estaba en tercero o cuarto grado”. “Las alquilaba por una peseta y tenía una buena clientela”, asegura con picardía.
Graduada de gerencia y mercadeo -“porque tenía que estudiar algo que me diera de comer”- Yolanda ha publicado Origami de letras (2004) y la novela Los documentados (2005), con la que obtuvo una mención de honor en el certamen organizado por el Pen Club. En breve verá la luz su libro de cuentos Ojos de luna, con Terranova. “He tomado varios talleres de escritura, entre ellos los de Luis López Nieves y Mayra Santos Febres”, acota. “Me gustaría hacer estudios formales en literatura… éste es uno de mis sueños”.
Con una adolescencia en la que dejaron sus marcas El principito -de Saint Exupery- e Ilusiones –de Richard Bach- Yolanda destaca que actualmente el rumbo se lo marcan los escritores puertorriqueños Santos Febres, López Nieves y Díaz Valcárcel, así como Coetzee –el premio Nobel Sudafricano- el lusitano Saramago y la colombiana Laura Restrepo.
Fuente: http://www.endi.com/noticia/cultura/flash!/rumbo_a_bogota/252502