Lo que me leí en la cita del dentista
Me leí un Mario Bellatin impresionante. Su título, ‘Damas chinas’, alude al juego de mesa en donde las fichas se van moviendo, creando figuras, deshaciendo geometrías, hasta irse colocando en las puntas de una supuesta estrella de David de seis esquinas. El tablero de damas chinas contiene agujeros en los que se encajan las piezas, así como se nos encaja la vida de los personajes. El texto va moviendo a los protagonistas y a sus discursos con la carencia del juicio, con la extralimitación de las opiniones que no se divulgan, que tan sólo se vislumbran. Vidas que sí se involucran, de manera implícita, pero a las que no se alude, al menos directamente.
El ginecólogo que narra su historia como un simple testigo sin influencias ni marasmos melancólicos, da cuenta de un niño con una cabeza de 'dimensiones algo anormales' y de una vieja que lleva una corona en el cabello. Es el mismo ginecólogo que visita prostíbulos, que evita el tacto con su mujer, que permite un atropello contra la hija y que, en el extremo de los extremos, sueña con salir del problema en el que se ha convertido su hijo. Bellatin se supera al mostrarnos el entuerto de la hija abusada por un hombre poderoso en un acto permisivo de los padres, quienes se hacen de la vista larga y hasta la consuelan. También se crece con el hijo de la familia, un drogadicto robapropiedades que sufre de convulsiones inexplicables cuando el padre intenta, con su mórbida sapiencia de médico, calmarlo con un coctel intravenoso.
El incómodo tema del que ya hacen referencia críticos y reseñistas sobre “la tentación del filicidio” me puso los dientes a temblar, y no por los picos y palas que me inmiscuía en la boca María, la dentista colombiana que me atiende, y que hacía chirriar sus instrumentos metálicos en los adentros de mis fauces. Me afectó el asunto por la frialdad y la escasez de innecesarias explicaciones. Bellatin se toma la libertad de suprimir, eliminar o simplemente no incluir accesorios.
Me hubiera encantado estar cerca del autor durante su proceso creativo. Le tengo envidia a sus ‘Damas chinas’. Ya me he dado cuenta que sin apenas proponérselo, Mario se ha convertido en uno de mis autores favoritos.
De su obra los críticos han dicho:
“Una vida narrada desde el escepticismo, donde la ausencia de juicios mantiene al lector en vilo, intentando captar el sentido del universo. Con un estilo austero y depurado, de una belleza fría y enigmática, Mario Bellatin intriga y sorprende al lector.”
"La literatura de Mario Bellatin influye en la lengua, la hace balbucear y la empuja al silencio; apuesta todo al sinsentido, y esa diversidad basta para dar cuenta del universo, de sus terrores y glorias."
“Tema que, sea fantaseado por los padres o por los hijos, concretado o no, infligido en un solo acto o diseminado a lo largo de toda una vida, es cualquier cosa menos sencillo. La estrategia sutil y la distancia con las que aparece tratado en ‘Damas chinas’ sólo aumentan la agudeza de su abordaje. "
“La impasibilidad en Bellatin, no está exenta de conmoción. Mario Bellatin es un autor que ha hecho de sus 14 libros publicados un minitratado del desapego".
“Con un estilo austero y depurado, de una belleza fría y enigmática, Mario Bellatin intriga y sorprende al lector, sin desvelar los misterios que envuelven a los personajes.”
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