El DC me hace extrañarte con todas las fuerzas de mi pecho. Mis venas te necesitan para burbujear mejores latidos. No quiero dormir sin ti...
Llego al aeropuerto internacional de Dulles en Washington y me conecto a internet. Reservo otro pasaje con la Visa. ¿Para qué son las tarjetas de crédito sino para acercar al objeto amado? Sino para dejar que te acaricien y acariciar.
Llamo por teléfono y no contesta.
Envío un text message que lee: “Tu vuelo sale a las 2:46 PM de San Juan, PR. Llega puntual al aeropuerto, mi cielo. Haces escala en Orlando. A las nueve de la noche del sábado estarás otra vez en la cama conmigo. Necesito respirarte. ¿Has hecho alguna vez el amor en Washington?”.
Son las 7 y media. Está volando. Siento su aroma que ya viene de camino…
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