Reseña a Las negras por Anthony Gonzalez Miranda
de Yolanda Arroyo Pizarro
He leído ‘Las negras’, y siento que he vuelto a
descubrir la prosa de Yolanda Arroyo Pizarro. Es más, siento que he
redescubierto lo que en algún momento me habían enseñado sobre los negros
esclavos y la cultura de la mujer negra en el Puerto Rico de
antaño.
Los tres cuentos de esta pequeña colección están
divididos en una serie de escenas cortas y precisas. Estas, a su vez, están
construidas con párrafos breves, contundentes, repletos de imágenes que
complementan el hilo narrativo de ficción histórica que identifica a cada relato
en ‘Las negras’.
‘Wanwe’ comienza con una primera página de fraseos que
nos sumergen enseguida, de manera poética, en la historia de una mujer joven
negra que es secuestrada de su aldea para ser vendida como esclava. El relato de
‘Wanwe’ intercala una retrospección de la niñez de esta mujer con la terrible
realidad de sometimiento que enfrenta. Yolanda Arroyo Pizarro siempre logra
crear unos contrastes poderosos entre la violencia y la ternura. En ‘Wanwe’ el
lector puede sentir tanto el dolor de la separación y el maltrato físico de la
mujer negra como también la ternura de su amor por su aldea, por su familia y
por su religión.
‘Matronas’ es la historia de Ndizi, o más bien de todas las que compartieron el destino de Ndizi. Esta es una mujer conocedora de numerosos dialecto e idiomas. También conoce varios oficios, incluyendo el de la crianza y el de la cocina. Esta mujer libre es encerrada en una celda porque había jurado que si la capturaban de nuevo se las vengaría con los niños que ayudaría a nacer. Ndizi conversa con un sacerdote de nombre Petro. Mientras tanto, recuerda cómo eran las cosas antes en su tierra, en África, y cómo cambiaron cuando los negros comenzaron a capturar a otros negros para entregárselos a los portugueses. Cada escena en ‘Matronas’ culmina con una línea sorprendente, a veces una gran revelación que va cuadrando los hechos del cuento, otras veces se trata de alguna imagen sobrecogedora. Lo cierto es que el personaje de Ndizi establece una especie de puente cultural con sus idiomas y con sus remembranzas de lo que era y de lo que es, en su tiempo. ‘Matronas’ es una narración fresca porque en vez de enfocarse en la tragedia de la negra encerrada, más bien le da atención al espíritu humano y a la misma vez inclemente de una persona que ha sido destruida por la esclavitud y que se inclina a hacer cosas terribles para que otros futuros negros y negras no sufran como ella. El relato termina con la ejecución de Ndizi, y con la mayor revelación de todo el libro: quiénes eran los niños que mataba, y cómo lo hacía, o más importante aún, que ella no era la única.
‘Saeta’ es un relato algo más sencillo. La historia
trata en resumidas cuentas de una negra que es abusada por los hijos de su amo
(y luego por el amo mismo al descubrirla). Lo especial de este relato es que la
historia toma un giro de misticismo glorificado. El cadáver de la negra
desaparece, también una de las ballestas de su amo. Unas escenas de unas negras
guerreas nos dan una idea de lo que pudo haber sucedido al final de este relato,
pero lo cierto es que la venganza se consuma. El amo, al final, muere asesinado.
Otro aspecto diferente de ‘Saeta’ es que privilegia el uso de las descripciones
de la naturaleza para validar el misticismo y la gloria de la venganza de la
negra asesinada. En cuanto al estilo, este relato es algo diferente a lo que
estoy acostumbrado a leer de Yolanda Arroyo Pizarro. Naturalmente, no deja de
ser una lectura fresca e impresionante.
De los tres relatos excelentes de ‘Las negras’, tengo que
exaltar a ‘Matronas’ por los finales de escenas tan contundentes y por las
imágenes transgresoras imposibles de olvidar.
Elementos sobresalientes en ‘Las negras’:
-La fragmentación de cada relato en escenas
pequeñas.
-Párrafos breves.
-Prosa sencilla, precisa y objetiva.
-El uso de la retrospección para hilvanar los
hechos.
-La construcción de imágenes poderosas e
inolvidables.
-Personajes principales todas negras esclavas.
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