Conociendo el discurso de la autora de las Negras a favor del reconocimiento de la historia y vida de la afrodescendencia y muy especialmente de las invisibilizadas, las mujeres, expectante esperaba la llegada de las Negras, y finalmente una tarde llegó el Señor del correo con todas ellas encajonadas, como la traían en el barco aquel que la alejó para siempre de la mamá África querida. Imperiosa al igual que su escribidora opté por liberarlas, extraerla de allí y a través de la lectura hacerla vida, como la vida, voz y rebeldía que le otorgó Arroyo, quien inició dedicándoles las Negras:
A los historiadores,
Por habernos dejado fuera.
Aquí estamos de nuevo…
Cuerpo presente, color vigente,
Declinándonos a ser invisibles…
Rehusándonos a ser borradas.
las Negras tiene presentación de una chica media carta, desde la portada nos introduce a la desnudez que en sus adentros nos surcará más allá de la epidermis de las esclavizadas. De airado e innovador diseño que hizo que cómo copa de tinto lo degustara lenta y terminación rápida.
Son tres relatos, que contienen todos los relatos hechos mujer negra esclavizada. Historias de cómo en su rico mundo, repletos de cotidianidades inventadas en tradición, esas que vivían las Negras, las mujeres junto a sus hij@s, al marido, a las abuelas, las madres, los padres, el enamorado, la enamorada de la adolescencia, la mirada pícara, el roce carnal que delata el amor con pasión.
Todas perpetuándose a sí mismas para perpetuar la vida, la cultura, la tradición de sus tribus, el desazón en que vivían por la manutención, la caza y la cría de los hij@s.
“Para entonces Wanwe vuelve a pensar en su madre, en el juego de los hombros, en Bosúa y su joven novio, en sus hermanos, en las lianas de burkeas, las raíces de la ceiba, en las cebras, los jabalíes… ya los vecinos del Imperio del este la tienen amarrada y la transportan a la orilla”.
La ruptura de la impercetible línea donde eran y se concebían como lo que eran: seres human@s, para ser despojadas de la imprescindibilidad que es el Ser--humano, para luego ya esclavizada, relegarlas a la condición de animales:
“Me empuja. Me escupe. El verdugo indica que soy parte de una raza animal, sin alma ni corazón. Un sacerdote declama los rezos del rosario que con tanta abnegación nos han enseñado en la casa de nuestros señores. Me ordena en castellano que los repita con él. En principio no lo hago, hasta que inician los azotes”
La histórica realidad planteada a la mujer-hombre negr@, únicos seres en el mundo que han tenido que demostrar su condición de humano. Esa misma inherente planteada en los derechos humanos…
El mito de que el esclavista –y se lo creía- redimía al salvaje sacándolo de la selva que representó África, acercándolo a lo humano mientras lo catolizaba, lo vestía “acorde”, haciéndolos hablar su lengua, y para retener al negro cimarrón la esclavitud se hizo mujer. Con mujer e hijos pensaban reducirían las rebeliones, pensaban que el cimarronaje acabaría.
Y así la esclavizaron hecha vagina para saciar el hambre de sexo del esclavista, una y mil veces fue violada. Hecha útero para el parto de más esclav@s sin tener que traerl@s directamente de África. Hecha tetas. Senos para amamantar a l@s hij@s de la mujer blanca que cuidaba su figura. Hecha trabadora doméstica, hecha campesina para hacer parir la tierra.
Yolanda Arroyo Pizarro |
las Negras nos relata con gran fluidez las vivencias y cimarronaje hecho mujer, hecha rebeldía perspicaz, convertida en la crueldad del preferir morir –suicidarse-, de preferir cercenar el nacimiento de una nueva alma a esclavizar, como método de impedir que un alma más viniera a esos mundos a sufrir lo que se sufría.
No cuento más… más, le digo de Yolanda Arroyo Pizarro, que es una joven escritora puertorriqueña, joven de edad más no en su escribir que presenta una gran madurez y amplios dominios de las técnicas narrativas, además del gran sentido humanista que resurgen en sus palabras. Ha publicado tres novelas: Los documentados, 2005, Editorial Situm, Puerto Rico; Infusiones, 2008, Alfaguara, Puerto Rico; Caparazones (Salir del armario), 2010, Egales, España. Los cuentos Origani de letras, 2003; Ojos de luna, 2007; Las ballenas grises; Avalancha, 2010. Poesía Saeta, 2011.
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