Manchados los dedos quedan con la excelsa prosa de Awilda Cáez
por Yolanda Arroyo Pizarro
Una mujer que
trama un fraude por necesidad, y termina robando a un cadáver víctima de un
terremoto en México… Se cae el muro de Berlín, y se cae también el decoro que
facilita la traición marital… las dobles y triples traiciones, los juegos de
silencio que son peores, en muchos casos a los juegos de poder. Estos son los
argumentos que invoca el libro de Awilda Cáez, ‘Manchas de tinta en los dedos’.
La maestría de la escritora para elaborar historias vuelve a verse reflejada en
esta segunda entrega literaria de prosa corta, que originalmente fue considerada una
tesis aprobada con distinción por la Maestría en Creación Literaria de la
Universidad de Sagrado Corazón. En la metamorfosis que la misma atraviesa para
convertirse en libro editado y ajustado a las pautas de condición camera ready
de la imprenta, se le han añadido varios cuentos más. El cuidado de la edición ha
estado a cargo de País Invisible Editores, proyecto que dirige el también escritor
Emilio del Carril.
El colectivo literario
Amalgama G-7 que incluye a varios egresados de la maestría, entre ellos a los también
autores Yolanda López López, Luis Polanco y Mara Daisy Cruz, ha fungido como
filtro lector, corrector y de mentoría para que un texto como este vea la luz. El
libro de Cáez finaliza con un cuento titulado ‘Las cenas de Arnaldo’ que
combina el relato psicológico, la mala suerte amorosa de un chef y la investigación
rigurosa sobre artes culinarias, en una simbiosis muy entretenida y sagaz. Hay pinceladas
sutilmente eróticas en ese cuento y una metáfora esbozada sobre el corazón grande de cierta gente. El cierre
es una reflexión obligada sobre el mundo editorial dado el caso que la voz
narrativa sentencia: “Arnaldo publicó su libro y el primer año regaló más copias
que las que vendió”. Acaso un guiño literario atado a nuestra realidad libresca isleña. Es lectura recomendada.
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